24 de junio de 2013
CONTINúAN LOS CUESTIONAMIENTOS
Violencia en el fútbol: un problema sin fin
Continúan los custionamientos a la APreViDe. En los últimos días se generó un cortocircuito con AFA y las ligas del interior a raíz de la prohibición del ingreso de hinchas visitantes en los estadios
Corría el mediodía del 8 de agosto de 2012 en la capital provincial y en el Salón de los Acuerdos de la Gobernación se firmaba la creación de un organismo cuya misión era poner fin a la violencia en el fútbol: la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (APreViDe).
Atrás había quedado el sospechado CoProSeDe, liderado por Rubén Pérez, y se suponía que la familia podría volver a las canchas sin problemas.
Pero nada de eso ocurrió. La violencia en el fútbol doméstico continuó y dio lugar a la creación de una nueva caja en la Policía de la provincia de Buenos Aires. Cada fin de semana los clubes transfieren a la fuerza monumentales recursos en concepto de adicionales.
El Gobernador, Daniel Scioli, fundó APreViDe, a cargo de Luis Morales, pero que a su vez depende de la Secretaría de Deportes provincial, comandada por Alejandro Rodríguez.
Si el pensamiento fue modificar la cara a un organismo desprestigiado y descalificado como el CoProSede, lo que se hizo fue sólo cambiar el nombre, ya que -como señalan muchos dirigentes- APreViDe es “una agencia de prevención que no previene”.
Como se dijo, Scioli eligió para dirigir la nueva agencia a Luis Morales, supuesto puntero político del intendente de Merlo, Raúl Othacehé. Y desde allí un nuevo nombre, pero con rancias prácticas, como la de instaurar operativos policiales monstruosos cuando no son necesarios y dejar librado al azar el destino de miles de hinchas “comunes” cuando realmente se necesitan aquellos operativos.
Muchos se preguntan si realmente la prohibición del ingreso de las hinchadas visitantes es el recurso correcto. La respuesta puede ser algo confusa, pero si se tiene en cuenta que los últimos incidentes en un estadio no se produjeron por cruces de parcialidades sino que se dieron entre las propias barras, queda claro que la decisión del Ministerio de Seguridad bonaerense y de la APreViDe no constituye la solución de fondo.
Sabido es que los hinchas “caracterizados” se pelean por el suculento botín que les dejan la reventa de entradas, los estacionamientos, los puestos de comidas y la venta de merchandising; y ante eso, ni la Policía ni las autoridades políticas actúan en concreto.
¿Cuántas veces se ha dicho que las barras son funcionales a los dirigentes políticos? Miles. ¿Y pasó algo? No. ¿Fueron denunciados? Tampoco. Fue el mismo titular de APreViDe quien señaló que “una de las problemáticas que hay son las internas que se viven en algunas hinchadas”. Entonces, ¿por qué se prohíbe el ingreso del público visitante? Morales expuso además que no todos los clubes les entregaron las listas de sus barras, cuestión que deja en evidencia la complicidad que existe en nuestro fútbol.
Luego de que Provincia decretó que las últimas dos fechas del torneo de AFA se jueguen sin público visitante, se generó un revuelo impresionante no sólo en las ligas del interior. Es que hubo un comunicado del Consejo Federal de AFA que indicaba que la prohibición del ingreso de la parcialidad visitante también “alcanza a todas las Ligas de la provincia de Buenos Aires”. A raíz de esta confusión surgieron declaraciones cruzadas entre los titulares de APreViDe y del Consejo Federal de la Asociación del Fútbol Argentino, Gustavo Ceresa. A esto hay que sumarle los enojos de las ligas del interior bonaerense, ya que muchos clubes “viven” de la recaudación que genera un encuentro. Si bien el inconveniente que sufren los clubes de tierra adentro respecto de su subsistencia es menor, el problema mayor no sólo se da en los estadios, también en los escritorios.
Las dificultades surgieron porque luego de que la AFA publicó un comunicado ambiguo con respecto al tema en cuestión, desde la Provincia se encargaron de indicar que esa información era falsa, ya que ellos habían dicho que en las ligas del interior estaba permitido el ingreso de la parcialidad visitante, no así el acompañamiento en el traslado de los simpatizantes.
Si los encargados de la organización del fútbol argentino no se ponen de acuerdo con las medidas, ¿qué seguridad tiene el espectador cuando decide ir a la cancha?
Luego de la muerte del hincha de Lanús en el estadio Unico de La Plata, el ministro de Justicia y Seguridad de la Provincia, Ricardo Casal, decidió que los uniformados concurran a las canchas sin armas. “Vamos a usar otras alternativas, como se aplica en otras partes del mundo, donde podamos garantizar la distancia entre la gente y la Policía, para evitar daños”, dijo Casal.
Sería más operativo que el funcionario emulara las políticas de seguridad de otros países, como, por ejemplo, denunciar a los barras y sacarlos definitivamente del fútbol doméstico.
La medida tuvo su rebote en el interior. “Lo adoptado pone de manifiesto el escaso conocimiento que tienen la AFA y APreViDe sobre la auténtica situación del fútbol del interior”, dijo un dirigente de una liga.
A raíz de esta decisión, el Sindicato de Policías Buenos Aires, mediante su secretario general, Nicolás Masi, presentó un recurso de amparo ante la Justicia para que se suspendiera la fecha del fútbol en territorio bonaerense, pero no tuvo recepción positiva, ya que finalmente se disputaron sin inconvenientes los encuentros ya pactados.
Tal vez este nuevo organismo se conformó con la mejor intención para que, de una vez, los violentos desaparezcan de los estadios; sin embargo, partido tras partido queda demostrado que con la intención no es suficiente.
Los problemas en el fútbol se solucionan con políticas de fondo y denunciando a esos “tipos” que durante los fines de semana alientan en los paravalanchas pero que también están en los actos políticos. Como se dice en la tribuna, “media pila, muchachos”.