13 de diciembre de 2013
EXPANSION
El Movimiento Evita planta partido
Consolidados en el universo kirchnerista, los ex piqueteros se organizan para 2015. Buscan formar un partido y avanzar en los acuerdos con otros sectores del oficialismo
El Movimiento Evita nació al calor de las protestas sociales que tuvieron eclosión a fines de 2001 y comienzos de 2002.
Para esa época ya contaba con una mo-desta estructura militante, que trabajaba fuerte en muchos barrios del Conurbano bonaerense. Para ese entonces ya se mencionaba a su jefe, Emilio Pérsico, como uno de los líderes “piqueteros” que encabezaban los cortes de ruta y las movilizaciones callejeras.
Fueron uno de los tantos movimientos sociales que dominaron el Gran Buenos Aires en zonas donde los jefes comunales del peronismo hacía tiempo habían perdido el contacto y el control.
Para el año 2003, con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia de la Nación, el mote piquetero fue mutando hacia otros términos menos peyorativos. Comenzaron a ser movimientos sociales que se integraban a estructuras políticas organizadas.
El Evita fue uno de los grupos, junto a la Federación de Tierra y Vivienda, de Luis D´Elía; el Frente Transversal, de Edgardo Depetri; y Libres del Sur, de Humberto Tumini (que tiempo después abandonó el oficialismo), que se incorporó a la propuesta “transversal” que promocionaba el jefe de Estado.
El Movimiento Evita pudo sostenerse ante los vaivenes de la coyuntura política porque consolidó su estructura organizativa en base a una lógica de acumulación de poder, donde se fue despojando de la denominación marginal para insertarse sin prejuicios en el entramado oficial. Con el Partido Justicialista se inició una convivencia razonable.
La muerte de Néstor Kirchner, si bien generó un vacío y algo de incertidumbre, les provocó a largo plazo una mayor inserción en el Estado. Fue a partir de la confirmación de Cristina Fernández como jefa del FpV que la rueda comenzó a moverse a su favor.
El control de un amplio espectro de cooperativas, junto a los emprendimientos y demás actividades extendidas desde el Ministerio de Desarrollo Social, don-de el Evita tiene una fuerte participación, fueron parte de la dote que re-posicionó al movimiento.
La decisión de CFK de contener las diferencias de las líneas kirchneristas en el molde de Unidos y Organizados también los tuvo como partícipes necesarios. Ese proceso les permitió in-crementar el poder institucional que tenían y llegar a fin de año con un saldo favorable.
El movimiento logró la presidencia de la Cámara de Diputados de la Provincia, a cargo de Fernando Navarro (al que se su-man el senador y los dos diputados propios que tiene). También obtuvo un avance en los concejos deliberantes del Gran Buenos Aires, como el caso de San Martín, Vicente López, Pilar, San Miguel, Morón, Malvinas Argentinas y Tigre, entre otros. Y la consolidación de sus espacios en el Ejecutivo nacional, a través de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (al mando de Emilio Pérsico), y en la Provincia, con la Secretaría de Participación Ciudadana.
Sin embargo, estos logros no tapan la realidad de un 2015 que se avizora complejo para el oficialismo. El recambio obligado del mando de CFK, y la pelea que ya se desató por el sillón de calle 6 de La Plata, los motivan a una estrategia ya conocida: transformar el movimiento en partido político.
De esta manera tendrían una herramienta electoral adecuada para jugar con ma-yor autonomía de acción en las futuras contiendas electorales.
Podrían pelear eventuales internas, jugar solos en lo local o colaborar en un frente electoral. Se animarían incluso a trabajar en precandidaturas con sello propio.
El ex ministro de Relaciones Exteriores, y actual legislador porteño, Jorge Taiana, sigue siendo la figura electoral mencionada para cualquier disputa. Pero antes de llegar a esta instancia deberán sortear algunas etapas. Al igual que la presidencia y la vice de cámara, la jefatura del bloque de diputados fue decidida por Máximo Kirchner.
Es sabido que La Cámpora y el Movi-miento Evita son casi los únicos grupos fuertes que continúan conviviendo en Unidos y Organizados.
De hecho, en la lista de la Octava sección se dejó el primer lugar para una bruerista y el resto de la nómina fue acordado entre ambos sectores.
Sin embargo, el ascenso de Navarro en Diputados fue a costa del enojo explícito del randazzismo, el sciolismo y el dominguismo (solamente tuvo la banca de los históricos que responden a intendentes, y de su propio sector). Por eso deberá ahora ir con cautela, calmando ansiedades e internas.
También el sector deberá soportar dos años de menos espuma económica y con evidentes protestas sociales (el anticipo ya se tuvo antes del fin de 2013).
Esto, sin duda, es una gran prueba para un movimiento que nació en las calles y se hizo fuerte a partir de contener, desde la militancia y el Estado, a los bolsones pobres de áreas marginadas.