21 de enero de 2016
EROTISMO
Las fantasías sexuales de las mujeres
Según un estudio, la sumisión ha tomado protagonismo en la cama y tal vez sea a partir de que Christian Grey apareció y se volvió la fantasía predilecta por las mujeres.
Cuando se habla de potenciar la vida sexual en pareja, no cabe duda de que prestar atención a las fantasías de cada uno en la relación resulta imprescindible. Claro, siempre se habla de aprender a discernir aquellas con un grado más realista, de las que solo deben permanecer en nuestra imaginación.
Las mujeres suelen tener un mundo muy amplio de fantasías sexuales, pero han sido educadas con más limitaciones y represiones sexuales que los varones. Hasta hace unos años, el contenido de esas "escenas" era más bien romántico y poco trasgresor. Pero algunas cosas están cambiando.
Según los resultados de un estudio realizado recientemente por un equipo de investigadores de la Universidad de Montreal de Canadá que se propuso estudiar las fantasías sexuales más recurrentes en las mujeres, el 60% de las encuestadas desean recrear la historia de esta trilogía erótica sobre el sadomasoquismo soft o para todos los públicos. Concretamente, a convertirse en una sumisa de un hombre, acatando todos sus caprichos sexuales.
Los resultados, publicados por la revista 'The Journal of Sexual Medicine', están avalados por la participación de 1.500 mujeres que rellenaron varios formularios y tests sobre aspectos de su sexualidad.
Según han explicado los autores de esta investigación, "las personas que tienen fantasías de sumisión también muestran a menudo deseos de dominación, es decir, no son excluyentes, sino todo lo contrario."
Dentro de la amplia categoría de lo que puede entenderse como dominación suave se encuentran, por orden de preferencias: ser esclavizadas durante la relación (un 52%), recibir 'cachetes' en los glúteos (36%) y ser forzadas a tener sexo (28%).
La segunda fantasía más común entre las mujeres según esta encuesta es tener relaciones sexuales con más de tres personas, bien sean hombres o mujeres.
Los autores han querido dejar claro que aunque a la mayoría de los hombres les encantaría que sus fantasías se hiciesen realidad, las mujeres prefieren que estas escenas deseadas e imaginadas se queden en su mente: "distinguen entre fantasía y deseo".
Otra de las conclusiones del estudio de la Universidad de Montreal es que las mujeres jóvenes consumen más pornografía que las de generaciones anteriores. Y esto tiene una explicación. Las mujeres han sido educadas con limitaciones y represiones en materia sexual, pero en la fantasía vale todo y las mujeres, poco a poco, se están animando a enriquecer su vida sexual cumpliendo fantasías. A medida que se despojan de prejuicios y mandatos sociales y culturales, se permiten explorar en su interior creando escenas y situaciones sumamente excitantes que enriquecen y amplían sus posibilidades de dar y recibir placer sexual. Cuando este camino está permitido, se facilita su desarrollo y se descubren muchas veces zonas desconocidas en la mente humana.
No hay que asustarse: son sólo fantasías. Pueden ser privadas o compartidas con la pareja. Y cabe aclarar que en lo que respecta a la sexualidad humana y adulta, todo está permitido, en tanto no exista coerción, ni abuso, ni maltrato a personas, tanto menores de edad como a otros adultos que no deseen compartir dicha práctica sexual o fantasía.