La Tecla
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El líder del Frente Renovador, cada vez más alejado de Margarita Stolbizer y el ex ministro de Transporte, cada vez más alejado de la mayoría de los que lo acompañaron en el armado del Frente Justicialista, tienen serias intenciones de formar dupla: el objetivo es 2019. Lo que no está definido es si para jugar solos o en alguna PASO.
Los kirchneristas y muchos otros peronistas no los quieren ni un poco, pues aseguran que ellos son los responsables de la victoria de Esteban Bullrich en 2017 y de la de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal en 2015. Por supuesto, lo del tigrense -según dicen- es menos grave que lo del ex hombre de los trenes, pues ya se había ido hace rato. El error -si se quiere- está en no haber vuelto, como muchas veces se lo imploraron.
En tanto, el hombre de Chivilcoy, con el repetido discurso de "cumplir con la palabra" como principal espada (incluso lo utilizó como slogan en la última compulsa legislativa), le sacó el cuerpo dos veces seguidas a los comicios y todavía no se lo perdonan. Primero, al no aceptar ser candidato a Gobernador. Y luego al jugar sólo, sin el resto del peronismo que apostó a CFK, aunque gran parte lo hizo con la nariz tapada.
Con los números en la mano hay que recalcar que si los dos protagonistas de esta historia jugaran juntos en 2019, en caso de repetirse los resultados pasados, sumarían entre ambos casi un 17 por ciento de los votos; mientras que Cristina, el hasta ahora límite, se quedaría con el 37 por ciento. Sí, 20 puntos más. La pregunta es sencilla. ¿Tanto puede cambiar el electorado en dos años?
A los muchachos les importa poco y nada. Quieren estar para enfrentar a Macri y a Vidal, quieren liderar el peronismo. Pero no al kirchnerismo; al kirchnerismo lo quieren en Unidad Ciudadana, lo quieren afuera. ¿Se hacen cargo del resultado obtenido? En la vereda de enfrente, en la que no descarta a CFK, tal es el caso del mismísimo intendente de Tigre, Julio Zamora, opinan que no. Y con el micrófono apagado marcan que Massa y Randazzo "son puro ego".
¿Será para tanto? Hasta no hace mucho tiempo, justamente por los egos y alguna que otra rencilla, ni siquiera se hablaban. Ellos mismos consideran que los dos encuentros que mantuvieron en la Ciudad de Buenos Aires son altamente positivos y entusiasmados piensan hasta en los armados seccionales, en los jugadores que a cada uno le queda en el Interior y en el Conurbano.
Porque claro, alguno que otro no va a "tragarse" la nueva alianza, por el motivo que sea, y pegará el portazo para escapar hacia Cambiemos o hacia el peronismo que dirige la batuta, el del PJ, el de Menéndez y Gray, el que no tiene inconvenientes con Cristina. Por caso, en los pagos de Randazzo, Chivilcoy, los representantes massistas, el intendente Guillermo Britos y el diputado Fabio Britos, están a punto de abrazarse a Vidal. La excusa, no quieren saber nada con el randazzismo.
Palabras más, palabras menos y sin hacerle demasiado caso a las encuestas, renovadores y cumplidores empiezan a transitar el camino del apego y la amistad. Tras los dos cara a cara de los jefes, los que se juntaron fueron Marco Lavagna, Raúl Pérez y Daniel Arroyo, por el lado de los del tigrense y Eduardo Bucca y Florencio Casamiquela por el lado de los del de chivilcoyano.
Se trata de los primeros pasos de un largo sendero a través del cual se busca recuperar confianza y credibilidad, primero para adentro y luego para el afuera. En los segundos pasos quizá haya alguna que otra foto (a ambos les encanta difundir sus actividades y mostrarse) y en los terceros, después de Semana Santa, se espera un documento conjunto en el que se hagan consideraciones relacionadas a la economía.
Massa, Randazzo y la unidad. Difícil la unidad. Incluso, difícil la PASO. Supongamos que la fórmula en cuestión gana la gran Primaria del peronismo-kirchnerista que proponen entre otros el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray y el diputado provincial por el FR Jorge D'Onofrio. ¿Se puede imaginar a un Mario Secco perdedor haciéndole el aguante a un Massa ganador de cara a las generales, militándole la boleta? Difícil. Prácticamente imposible.
“Massa es una alternancia del neoliberalismo, es la carta de recambio que tiene el fracaso del macrismo como alternancia con los grupos económicos", dijo sin vueltas, tiempo atrás el intendente de Avellaneda, Jorge Fererasi, uno de los que va por la unidad, pero con CFK adentro. “Habrá dirigentes que hoy están en el espacio de Massa que tomarán otras decisiones, porque vienen tomando posiciones al respecto, pero no en el caso particular de quien encabeza el Frente Renovador”, señaló.
Más claro, imposible. Y Massa, aunque muchos de los suyos vayan en otro sentido, como el caso de los ya mencionados D'Onofrio y Zamora (¿suyos?) o el propio mandamás de General Pinto, Alexis Guerrera, tampoco quiere saber demasiado con la ex presidenta y el kirchnerismo todo. Justamente por ese motivo, por ese límite, rechazó el convite de Menéndez para formar parte del nuevo PJ.
¿Randazzo sí es querido entre los K? No, para nada. Estos lo consideran, como se dijo antes, el gran culpable de las últimas derrotas; aunque él diga lo contrario y responsabilice a Cristina. Por caso, desde el macrismo, Emilio Monzó, otrora ministro de Scioli, ahora presidente de la Cámara de Diputados, lo dejó expuesto ante el mundo al señalar que “le debemos dos resultados favorables por las decisiones que ha tomado”. Punto para los K, para los acusadores.
Cruces, peleas, viejos rencores, reconciliaciones duraderas y de las otras. Así transita el peronismo hacia 2019; ahora con una dupla que parece haberse cortado sola, pero que al votante no le cae nada bien. Sin ir más lejos, sumados sus votos de las pasadas legislativas no alcanzan la mitad de los que consiguió la "odiada" Cristina Fernández de Kirchner. ¿Podrán llegar unidos a 2019, Massa y Randazzo? Ellos dicen que si, que Sí, se puede; aunque el resto no los quiera ni en una PASO.