La Tecla
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Esta mañana salió publicada una entrevista que el escritor Alan Pauls dio a un reconocido medio en el marco de su último trabajo Trance, un glosario autobiográfico, fragmentario, intermitente y discontinuo propio.
Pero la entrevista además ahondó por otros rumbos que incluyeron los cambios en las maneras de expresarnos y el lenguaje inclusivo. Lejos de evitar la pregunta, Pauls fue super contudente: “Yo no lo soporto. Van a pasar sobre mi cadáver antes de que yo diga todes. Me parece que no es ahí donde la lucha va a producir resultados. Por supuesto adhiero totalmente a la causa, pero me parece que es un concepto un poco ingenuo de la lengua, o un concepto un poco ingenuo de cómo las relaciones de fuerza y de dominación se inscriben en la lengua. Además, digo, pensando en eso, no me gusta como solución tampoco la arroba. Yo pondría i, todis. No sé, alumnis, la i de unión. Ni siquiera está pensado, me parece. En todo caso, yo haría un gran congreso para discutir eso, para discutirlo bien a fondo, políticamente y lingüísticamente. Yo ni siquiera digo todos y todas cuando hablo. Digo todos y me parece que es obvio que es un genérico y que no son hombres a los que me dirijo. Por ahí lo doy por sentado porque sé que no soy machista y creo que lo que voy a decir a continuación después de haber dicho "hola a todos" va a quedar claro. Me parece como que si de repente todos saliéramos a la calle con remeras que dijera "I love feminism". Lo puedo hacer, pero creer que eso va a producir una transformación… Me parece que la lengua es mucho más compleja, más maleable. Si hay estructuras de disparidad o desigualdad están en otro lado, no en la marca gramatical de masculino o femenino”.
Sin embargo, sus dichos dividieron las aguas, generando una discusión en redes entres quienes lo apoyan y quienes lo defenestran.