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Argentina
8 de marzo de 2020
LEGISLATURA PORTEñA

El "Mozart" que ahora es legislador K

Claudio Morresi, ex secretario de deportes de la Nación, integra el bloque de legisladores del Frente de Todos en la Ciudad de Autónoma de Buenos Aires. En su pasado como jugador de fútbol profesional, lo comparaban con el histórico músico.

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El legislador porteño del Frente de Todos Claudio Morresi, quien se desempeñó durante la década K en la Secretaría de Deportes de la Nación, recibió a Revista Qué en su despacho legislativo, con paredes cargadas de momentos memorables de su vida política y deportiva, para hablar de su pasado futbolero y sobre la actualidad en la Ciudad de Buenos Aires.

Destacado por haber sido el “Mozart del fútbol”, hoy considera que forma parte de una orquesta política donde aporta su granito de arena. Sereno, recuerda sus primeros pases con una la pelota de fútbol; el rol de su hermano, secuestrado y asesinado por la dictadura militar, durante su niñez; el paso por la Selección Argentina de Fútbol Juvenil; y las marcas que le dejó el fútbol de primera división. 

-¿Cuáles son sus primeros recuerdos con una pelota de fútbol?
-Tengo el recuerdo de estar con mi hermano jugando con una pelota de papel e hilo sisal en la casa de mi abuela. Después, de volver de la cancha de Huracán y ponerme a jugar solo con una pelota, imaginando las jugadas que iba a hacer como hacían mis ídolos, que eran (Miguel Angel) Brindisi y (René) Houseman. 

-¿A qué edad comenzó a jugar al fútbol?
-Según mi papá, desde siempre, desde muy pequeño, pero en las inferiores empecé en la pre novena a los 12 años. 

-¿Qué sueños pudo concretar a través del fútbol?
-Pude ponerme la camiseta de Huracán, y la de la Selección Argentina Juvenil, dar vueltas olímpicas saliendo campeón y hacer goles. 

-¿Cuáles no?
-Me faltó jugar en la selección mayor.

-Fue un gran goleador, ¿puede describir esa sensación?
-La emoción del gol es imposible de describir. El hecho de conectar la pelota, esa décima de segundos que ves que la pelota viaja, que el arquero vuela y no llega y que la pelota entra a la red. De pronto sentís a miles de personas gritando; levantás la vista y ves que sos el artífice de la felicidad de miles, es increíble. Muchas veces, medio en broma medio en serio, digo que tuve hijos, que es uno de los momentos maravillosos que te da la vida, pero la emotividad del momento de un gol,  no se puede describir con palabras.

-¿Tuvo la posibilidad de jugar con Diego Maradona?
-Una vez nos enfrentamos cuando yo estaba en la selección juvenil y el la mayor. Y en la cancha de Boca nos enfrentamos en un torneo real entre Boca y Huracán. 

-¿Cómo lo describiría? 
-Diego siempre fue mágico, alguien que uno veía y admiraba por más que jugaras en contra. Es difícil de describir Diego, porque es mágico. Hay algo que transmite toda su aureola que no está dentro de lo razonable.

-¿Alguna anecdóta con él?
-Un día estábamos en una comida con jugadores campeones del mundo. En un momento entra Diego y estos jugadores, que habían sido campeones, parecían nenes porque trataban de sacarse fotos con él. Yo tengo recuerdos de admiración, de haber sido feliz viéndolo jugar o enfrentándolo.

-¿Qué ídolos le dejó el fútbol?
-Miguel Brindisi mi primer ídolo, René Houseman y Diego Maradona.

-¿Por qué los considera como sus ídolos?
-Cuando dormía tenía pegado arriba de mi cama a Miguel Brindisi de un lado. Recuerdo que estaba con una camiseta blanca con el globo rojo, un pantalón azul, las medias grises; Miguel, con esos ojos verdes. Al lado tenía otro de (René) Houseman. Era la imagen de una jugada en la que le está haciendo un caño a un jugador escocés. Los tuve siempre, cada noche, al lado de mi cama, y quería ser como ellos.

-Terminó siendo como ellos y jugando al lado de ellos...
-Sí, son esas cosas que no hubiera imaginado que me iban a pasar nunca.

-¿Le pudo decir que eran sus ídolos?
-Sí, ya de grande se lo dije a Miguel. También es cierto que cuando uno ingresa a un plantel se empieza a perder la maravillosa vida que uno tenia como hincha.  Empieza a ser tu trabajo y comienzan a aparecer  las miseria grupales y humanas.

-¿Morresi es Mozart?
- Esa fue una frase del Bambino (Héctor) Veira. Se dio porque yo era un jugador que, por mi físico y mi forma de jugar, necesitaba desmarcarme, recibir y desmarcarme todo el tiempo; es decir, tocar, tocar y tocar. Entonces el Bambino lo relacionaba con la música.

-En política ¿cómo se describiría?
-Soy alguien que puede aportar, una partecita de una orquesta. Tal vez, hay compañeros de esa orquesta que pueden tener una preparación mayor a la que puedo tener yo en muchísimas cosas. Sé que en algunas puedo rendir de acuerdo a lo que este lugar exige, y en ese sentido trataremos de hacer y dar lo mejor. Y que ese trabajo u aporte pueda servir para el proyecto político que uno quiere, y que busca que las mayorías vivan mejor. 

-¿Cómo fue su primer acercamiento a la política?
-Entre los 6 y 8 años ya escuchaba las charlas de mi papá en mi casa, después se sumó mi hermano. Recuerdo a mis papás yendo a Ezeiza a recibir a Perón. Después, la militancia de mi hermano con sus compañeros; los conocí a todos y después viví la desaparición de cada uno de ellos. 

-Cuál es su opinión sobre  la designación del ex presidente de la Nación, Mauricio Macri, al frente de la Fundación FIFA?
-Si uno analiza que los objetivos de la Fundación FIFA están vinculados a la construcción de infraestructura deportiva por nombrar uno, ¿eligen a Macri, que quiso vender el CENARD, a Macri, que obligó a los clubes de barrio a cerrar sus actividades nocturnas? Otro objetivo de la Fundación FIFA es sacar de la pobreza, a través del deporte, a jóvenes en todo el mundo y ¿eligen a Macri?, que aumentó a 59, 06% la pobreza en el país. ¿A Macri?, que hizo hacer los grandes negocios a los capitales internacionales. Ahí sí, no están dentro de los objetivos de la Fundación FIFA, pero sí de sus objetivos secretos. Es tremendamente funcional. Sin embargo, él (Mauricio Macri) se siente muy gratificado, y creo que él debe pensar que el gesto se debe a que él se preocupó, que es una manera de que sus compañeros ideológicos lo están premiando con algo. 

-¿Qué marcas le dejó el fútbol?
-Te deja cierto temperamento para afrontar la vida. Por más que te caigas y pierdas te levantás y seguís. Cuando era entrenador de inferiores (de Huracán) era muy torturante dejar a un pibe libre, entrenarlo tres o cuatro años y de pronto decirle “hasta acá llegaste”. Sin embargo, lo  único que me tranquilizaba es que ese pibe, en ese tiempo, se levantó temprano, corrió tantos kilómetros bajo 30 grados de calor o dos grados de frío e hizo abdominales en medio de la escarcha. Hizo todo, y cuando vaya  a pelear lo que sea, cuando tenga que pelear en la vida, ese temperamento lo va a tener adentro. Eso es algo que el fútbol me dejó.

-¿Qué recuerdos tiene del mundial del Australia?
-La selección Sub 20 de ese momento estaba conformada por un equipo con un nivel de jugadores impecable, todos en lo individual pudimos triunfar en el fútbol. Pero nos volvimos en la primera ronda del Mundial. Nunca pudimos entender cómo habíamos perdido y nos tuvimos que volver.

-¿Qué recuerdos tiene del 1986?
-Tengo los mejores recuerdos de esa época, porque salí campeón por primera vez, dimos una vuelta olímpica en la cancha de Boca, con todo lo que eso implicaba. Por otro lado, a veces cuando veo a ese pibe que está en la cancha jugando, me cuesta relacionarlo con la persona que soy ahora. A veces pareciera que hubiera sido otra persona. Pero lo era y me genera mucha alegría, soy un agradecido a la vida. 

-¿Qué recuerdos tiene de su debut en primera división?
-No tengo muchos recuerdos de ese momento, pero habré tenido muchas ganas de entrar y saber que me estaban dando la oportunidad de poder hacerlo y de decir “jugué en primera”. Recuerdo que el técnico me llamó, íbamos perdiendo 2-0 y uno entra con la ilusión de cambiar el resultado, pero perdimos 4,-0. Entonces siempre digo que definí el partido, pero para los otros.

Fútbol, militancia y desaparición
“Recuerdo haber jugado algún campeonato a los que mi hermano me llevaba. Si faltaba alguno él preguntaba si yo podía entrar. Como era cuatro años más chico me dejaban jugar y después terminaba ganando los partidos. Siempre fui habilidoso con la pelota. Él jugaba muy bien pero eligió la militancia política. A los 16 empezó, a los 17 desapareció”.

Un referente: mi viejo
Una bebida: primeros sorbos de una cerveza
Un libro: La tregua - Mario Benedetti
Una película: Un lugar en el mundo 
Un lugar: Valeria del Mar
Una comida: La pizza de mi mamá

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