La conmemoración de los 50 años del fallecimiento de Juan Domingo Perón encontró al movimiento que construyó con altos niveles de fragmentación y en plena guerra por la conducción. El acto en la Quinta de San Vicente fue una muestra del juego de cada sector y del intento de recomponer relaciones en medio del campo minado que es Unión por la Patria (UP).
La presencia de Máximo Kirchner junto a la plana mayor de La Cámpora marcó uno de los tópicos de la jornada. A diferencia de lo ocurrido en mayo en el plenario de Florencio Varela, la tropa camporista participó con intendentes junto a sus legisladores provinciales y nacionales, entre otros.
Sin embargo, el presidente del PJ bonaerense no estuvo en el escenario en el que Axel Kicillof cerró el acto -escoltado por Verónica Magario- junto a la senadora nacional por Catamarca, Lucía Corpacci, y el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela. En la previa había circulado la versión de que el diputado nacional estaría arriba, pero finalmente escuchó desde abajo acompañado por Federico Otermín -el alcalde de Lomas de Zamora que tiene línea directa con Martín Insaurralde- Mayra Mendoza, Julián Álvarez y Eduardo “Wado” de Pedro.
Tanto desde la Gobernación bonaerense como desde el campamento camporista intentaron poner el foco por fuera de la disputa interna. La actividad concluyó sin foto entre Axel y Máximo con lo cual se disparan -al menos- dos tipos de lectura: el vaso medio vacío o el vaso medio lleno.
Lo medular del acto fue sobre el final del discurso de Kicillof. Allí reflejó su guía para la acción en la etapa actual: enfrentar a las políticas de Javier Milei y ponerse al frente de la construcción de una alternativa política. “Nuestra tarea no puede limitarse a la denuncia o la resistencia”, lanzó.
En esa línea, indicó: “Tenemos dos tareas: crear un escudo para proteger los derechos, reduciendo el daño social que ocasionan las políticas del Gobierno nacional, y al mismo tiempo debemos construir, junto a las fuerzas populares y democráticas de la Argentina, una alternativa que en el futuro permita revertir la destrucción que está en curso y poner al país al camino del desarrollo y la inclusión”.
La primera lectura de La Cámpora llegó minutos después con las palabras que Mayra Mendoza dejó en las redes sociales. “Como dijo Cristina para solucionar los problemas necesitamos establecer acuerdos básicos, no bases. Y trabajar para que la Argentina vuelva a ser como la soñó Perón, Evita, Néstor y Cristina: con derechos, con trabajo, con industria y construyendo un futuro con igualdad”.
Luego, la legisladora porteña y secretaria general de la “orga”, Lucía Cámpora, fue un poco más allá y por si a alguien se le hubiera olvidado mencionar el juicio por el intento de magnicidio de Cristina, lo recordó. “A 50 años de la partida de Perón y en la semana del juicio por el intento de asesinato a CFK, no se puede conmemorar la fecha sin decir que lo que le hicieron a él, se lo hacen hoy a ella. Persecución y violencia movidos por el odio gorila de quienes no quieren perder privilegios”, manifestó.
La ausencia del Frente Renovador también fue otro elemento que marcó el estado de situación de Unión por la Patria. “No queremos ser rehenes de ningún tironeo interno ni de unos ni de otros”, habían dicho el sábado para justificar su faltazo. Casi en simultáneo con el acto, Malena Galmarini fue entrevistada en Laca Stream y reafirmó la postura: "La militancia de hoy necesita más conducción, más de sus representantes, salir del chiquitaje de las internas y entender que está en juego el futuro de los argentinos y argentinas, no de la Patria porque a veces suena lejos, sino del futuro de nuestros hijos e hijas”.
La decisión de Kicillof de tomar el bastón de mariscal genera esperanzas en unos y diferencias con otros. Todas las tribus hablan de tender lazos para lograr la unidad, pero la discusión se empieza a complicar cuando los acuerdos requieren que cada sector debe ceder en posicionamientos. Nada nuevo en el mundo de la política, como así tampoco la disputa por la dirección de un espacio. El dilema siempre se centra en cómo condensar las diferencias para caminar sobre la misma vereda. La pregunta es si podrán llegar juntos.
Todos comprenden que para llegar competitivos en 2027, el 2025 será una prueba de fuego y también será fundamental para el objetivo sostener la gestión de la provincia de Buenos Aires en medio de una crisis fenomenal. Por eso la birome para las legislativas es un factor vital al igual que la conducción del PJ bonaerense. Mientras tanto, el peronismo recurre un rollo de alambre para atar a los diferentes espacios ante la turbulenta ola libertaria.