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Domingo, 25 mayo 2025
Argentina
25 de mayo de 2025
HACIA LAS URNAS

Un tablero en el que todas las casillas tienen signos de pregunta

Frente al incierto panorama planteado por las elecciones en la Provincia y la Nación, cuatro expertos analizan la situación de los principales partidos y qué estrategias les conviene adoptar.

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Por Sebastián Lalaurette

Con el tablero político desordenado y un escenario de fragmentación y baja participación popular, las principales fuerzas del país se enfrentan a decisiones cruciales de cara a las elecciones legislativas de este año, que se pelearán en dos terrenos: primero en la fundamental provincia de Buenos Aires y luego, ya en el terreno nacional.

Todos los partidos se hacen muchas preguntas y por ahora son pocas las respuestas. La Tecla consultó a cuatro analistas políticos acerca del panorama que se le abre a cada una de estas fuerzas y de qué estrategias les convendría adoptar de cara a la liza electoral de este año.

El sociólogo y filósofo Marcos Novaro, el analista y editor Raúl Timerman, el consultor político Pablo Salinas y el especialista en comunicación y campañas Gabriel Slavinsky aportaron sus visiones sobre las complejas perspectivas que se abren para La Libertad Avanza (LLA), el peronismo, el PRO y el radicalismo.

LOS LIBERTARIOS, CON TODO PARA GANAR

Entre todas las principales fuerzas políticas, el partido fundado y liderado por el presidente de la Nación, Javier Milei, parece ser el que está en mejor posición, especialmente en vista de los resultados de las últimas elecciones provinciales y las de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). En esto coinciden todos los expertos consultados.

Un tablero en el que todas las casillas tienen signos de pregunta

“Para LLA es más fácil que para el resto. En este momento hay en el país más antiperonismo que peronismo, y en particular, más antikirchnerismo que kirchnerismo”, apunta Timerman.

Slavinsky cree que la agrupación libertaria no sólo puede ganar las legislativas nacionales, sino incluso las provinciales, “si continúa representando el hartazgo respecto de la política”, y especialmente si va “aliada con el PRO y con el peronismo dividido”.

“El gobierno va con su idea de ganar con lo propio y hacer los mínimos acuerdos y concesiones a los demás. El planteo es: ‘Vamos con lo nuestro, y no nos importa ganar por poco, pero que sea un triunfo nuestro y no compartido’”, explica Novaro. “No le fue mal con ese criterio. Es la estrategia de la cabeza de ratón: sos una facción pequeña, pero suficiente para incorporar al resto, porque los demás son más débiles que vos. Y eso te permite formar una mayoría por agregación de pedazos, como hizo Milei en 2023.”


EL PERONISMO: UNIDAD A TODA COSTA

El peronismo, sumido en una interna que no afloja y que tiene de un lado al gobernador bonaerense Axel Kicillof y del otro a la expresidenta y titular del Partido Justicialista (PJ) Cristina Fernández de Kirchner, se encuentra ante la disyuntiva de partirse y llegar a las elecciones con dos listas diferentes o procurar la unidad de los sectores para apuntar a una victoria, primero en la provincia y luego, si se puede, en la compulsa para el Congreso de la Nación.

Los cuatro expertos consultados son unánimes: al peronismo no le queda otra que ir unido, por más que los conflictos al interior del movimiento no se resuelvan.

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“Me parece un riesgo enorme que el peronismo vaya separado”, evalúa Salinas. “Lo que pasó en CABA trae malas noticias para el Gobernador. No hay espacio para que no acuerde con Cristina.”

Novaro coincide con esta visión. “No me parece que sean tan torpes como para llegar al extremo de la división”, dice. “El peronismo se está dividiendo en muchos distritos: en Santa Fe, en Chaco, en Jujuy. Y eso le ha dado pésimos resultados. Tienen que dejar de hacerlo.”

Timerman retoma su observación de que hay más antiperonismo que peronismo y añade que por eso la campaña de Leandro Santoro en la Capital Federal se basó en “una estrategia de ocultar al peronismo bajo otra denominación, no nombrarlo, no hacer referencia a Cristina ni a Massa y hasta cambiarle el color”.

En cambio, “en la provincia de Buenos Aires la cosa es diferente, porque el peronismo unido tiene alrededor de 40 puntos, y LLA entre 36 y 38”, puntualiza el analista. Por eso, sostiene que es en la provincia donde el peronismo tiene la mejor posibilidad de dar pelea, pero sólo si va unido.


Nuevas canciones... o nuevas caras

Entre los expertos consultados para esta nota hay consenso en que el peronismo necesita una renovación. “Debería apretar F5”, grafica Salinas. “Hoy, el peronismo es una obra de teatro sin público. Sigue con un discurso que es viejo, y no hay escucha. Parece que no leyeron a Perón, que escribió que el cuerpo de doctrina hay que actualizarlo.”

Slavinsky también percibe una pérdida del contacto con la gente. “El peronismo debe dejar de hablarse a sí mismo. Necesita salir del eje militante y hablarle a la sociedad desencantada: volver a enamorar, con decisión y sin tanto cálculo electoralista”, indica. “Renovar vocerías, modernizar el lenguaje y construir épica. La campaña debe recuperar la calle y la emocionalidad perdidas.”

“Lo otro que habría que hacer es procurar que haya más democracia partidaria. Que los dirigentes circulen, que roten. Es un partido que se supone popular, y el otro día se reunieron por Zoom”, añade Salinas.

Novaro es lapidario al respecto: “El peronismo no puede presentar como renovación a Santoro. En principio, necesita hacer una mínima autocrítica, una revisión, por ejemplo, de lo que ha sido su planteo sobre la inflación, donde el gobierno de Milei tuvo un éxito.”

“No sé si esto entra dentro de las ‘nuevas canciones’ que quiere tocar Kicillof. Pero lo cierto es que Kicillof, por ahora, no le ha dado contenido a esa novedad, a esa renovación que él pretende”, apunta Novaro. “Por lo menos está ahí, reconociendo que el peronismo tiene un problema: que ya no representa a las mayorías, y que tiene que pensar qué es lo que ha pasado. Ahí hay un punto de partida.”


¿Fue un error desdoblar?

Tras una larga disputa al interior del peronismo, el gobernador Kicillof logró imponer su criterio y este año las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires tendrán lugar en septiembre, un mes antes de los comicios para elegir diputados y senadores nacionales. Luego de lo ocurrido en CABA, donde el jefe de gobierno Jorge Macri tomó la misma decisión con resultados desastrosos para su fuerza política, muchos empezaron a pensar que lo de Kicillof fue un error.

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Sin embargo, los analistas políticos no se apresuran a castigar a Kicillof por esa decisión.

Para Timerman, el desdoblamiento fue una decisión acertada. “La ventaja de desdoblar en la provincia es que van a ser ocho elecciones. En cada sección va a estar en relación con los intendentes y con el Gobernador; es más difícil que se nacionalice. Los intendentes peronistas van a defender mucho su voto ‘propio’ en cada municipio. Y además, a LLA le va a costar conseguir candidatos atractivos en todas las secciones”, puntualiza.

“La intención de Kicillof fue mostrarse sólido y marcar liderazgo”, dice Slavinsky. “No podemos saber aún si fue un error: a las estrategias las validan los resultados.”

Novaro hace una distinción: “Si desdoblás como desdobló Jorge Macri, claramente es un error”, dice, “porque él desdobló para hacer una campaña local, y una campaña local que era inviable, porque él se había peleado con todos sus aliados locales y con su antecesor, y entonces no podía reivindicar el legado de ese antecesor (Horacio Rodríguez Larreta) y tampoco proponer nada nuevo. Entonces sí, era lo peor que podía hacer. Pero me parece que, si el peronismo se mantiene unido, pero al mismo tiempo se renueva, desdoblar no es necesariamente malo”.

“El asunto”, apunta Novaro, “es que por ahora no parece que estén proponiendo nada nuevo. Y tienen el riesgo de pelearse. Yo creo que lo primero es, obviamente, que el peronismo se mantenga unido en la provincia. Eso es más importante que desdoblar o no desdoblar.”


CFK y Massa a la Legislatura: ¿una buena apuesta?

Frente al escenario que proponen las elecciones desdobladas, y sobre todo teniendo en cuenta el triunfo libertario en CABA, en las últimas semanas ganó fuerza en el peronismo la posibilidad de que la expresidenta y exvicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner encabece la lista para la Legislatura en la tercera sección electoral (la más poblada de la provincia) y el exministro y ex candidato presidencial de Unión por la Patria (UxP) Sergio Massa haga lo propio en la primera sección, que incluye a Tigre, el distrito donde vive y del que fue intendente.

¿Es una buena estrategia? ¿O quizás grandes nombres como el de Cristina y el de Massa deberían reservarse para la compulsa nacional?

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“Lo de CFK y Massa en la provincia puede ser razonable”, opina Novaro. “En el peronismo saben que tienen que ganar. Antes de octubre tienen que demostrar que están vivos. Es lo mismo que hizo Milei en la Ciudad: con mucho riesgo, apostó todo, y no se equivocó.”

Timerman no duda respecto de la exmandataria. “Si Cristina se presenta en la Tercera, va a sacar arriba del 50%”, asegura. “A ella le conviene ir en PBA porque va a aparecer como la ganadora de la elección. En cambio, a nivel nacional va a estar muy parejo. Si para entonces la inflación está en el 1%, es muy posible que gane LLA. CFK ya perdió con Esteban Bullrich y no quiere repetir la experiencia.”

“En cambio, Massa va a tener que pelear mucho la Primera. Ahí Milei está mucho más fuerte que cuando ganó la presidencia. Vamos a ver si Massa quiere jugar ese partido”, añade el especialista.

Salinas, en cambio, cree que la idea de que CFK y Massa se candidateen para legisladores provinciales es un error. “Es no comprender los tiempos”, define. “Por el peso propio de estos dirigentes, la campaña se nacionalizaría. Y la imagen de ambos, incluso en la provincia, dista de ser la que fue.” Por cierto, el analista aclara que tampoco considera que estos dirigentes deban postularse a cargos nacionales.


EL PRO Y SU DILEMA VIOLETA

En cuanto al PRO, el partido fundado por el expresidente Mauricio Macri, existe coincidencia en que está atravesando una crisis de proporciones básicamente porque perdió su electorado a manos de la derecha libertaria. “El problema del PRO es que no hay motivos para votar al PRO en lugar de a LLA”, analiza Timerman.

Ante este panorama, ¿cómo encarar los desafíos de este año? Hay dirigentes que ya se exiliaron del partido y cambiaron el amarilo por el violeta. Otros se resisten y apuntan a mantener la independencia y la identidad partidaria. Pero entre éstos se plantea un dilema: para estas elecciones ¿conviene formar una alianza con LLA, o sería mejor ir separados?

“Yo no sé si el PRO puede hacer mucho, porque su electorado migró”, analiza Salinas. “Tiene una supervivencia muy complicada. Solos no van a ningún lado. Todos los incentivos están alineados para que se junten con LLA. El tema es ver si logran juntarse, con qué mensaje, cómo hacen los acuerdos internos.”

“El PRO tiene 8 puntos, 8 y medio en la provincia de Buenos Aires. Y si se une con LLA, la mitad de esos puntos se van a pasar a esa juntada. Así que en la provincia puede ser muy peleada la cosa”, anticipa Timerman.

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“Yo creo que no se van a aliar, porque LLA no va a aceptar una alianza. Lo que les va a decir es: Si quieren venir con nosotros, les damos algún puesto en la lista”, augura Timerman. “Y (Diego) Santilli, en lugar de ir primero en el PRO y sacar ocho puntos, va a preferir ir quinto en LLA y sacar 38 o 40: ser ganador.”

Novaro también cree que el PRO es rehén de LLA en este tema. Por eso, la estrategia que sugiere es mantener la independencia. “Macri puede recrear algo de lo que era Juntos por el Cambio (JxC): arreglar con Maximiliano Abad y los radicales y presentar una lista más moderada, de centro, que, aunque le vaya mal, por lo menos defienda los colores del PRO”, explica. “Pero yo no creo que haya muchas chances a esta altura. Deberían haberlo hecho antes. Y además, él tendría que involucrarse personalmente. Que se haya ido de viaje y delegue todo en (Cristian) Ritondo es una señal de que entrega el muerto.”

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El diputado nacional del PRO, en efecto, quedó a cargo de la negociación para una incierta alianza con la agrupación libertaria. Hace pocos días insistió en que su trabajo es procurar ese acuerdo electoral. Sin embargo, las posibilidades de naufragio son altas.

“Ritondo va a negociar hasta último momento, pero al final del día, cuando haya que inscribir las candidaturas, se va a encontrar con que ya se pasaron todos por abajo. Va a terminar negociando en nombre de nadie”, especula Novaro. “Está en aprietos, porque haga lo que haga le va a ir mal. Su papel es el más difícil, porque está tratando de mantener a flote un barco que se está desarmando.”

De todas maneras, el analista vislumbra otra posibilidad. “Tal vez quede algo en pie del PRO si hay una ‘lista de los moderados’. Quizás tenga alguna chance, aunque yo creo que es muy tarde. Ritondo puede, entonces, jugar a dos bandas, avalando las negociaciones con los libertarios y la incorporación de extrapartidarios a las listas violetas y, por otro lado, negociando con Abad para ver hasta dónde llegan. Digamos que pueden conseguir algún porcentaje. Sacar algo, y no quedarse totalmente afuera del juego, ya es una ventaja.”

“Y, finalmente, seguramente vamos a tener un período de ambigüedad, donde haya gente del PRO en la lista de LLA que tal vez sea parte de la bancada del PRO en el Congreso o en la Legislatura bonaerense”, añade Novaro. “En esa zona ambigua ellos pueden seguir jugando un tiempo hasta ver si efectivamente el gobierno termina imponiéndose y se deglute a todo ese espacio o no. Esto es una guerra de trincheras, no necesariamente se resuelve en una sola elección.”

Para Slavinsky, la mejor estrategia del PRO pasaría por “dejar de defender y recuperar la alegría”. La batalla con Milei por la representación del “cambio” ya está perdida, por lo que el partido amarillo debe “elegir nuevos destinatarios para su mensaje” y además, apunta el especialista, “ponerle más Palermo y menos Recoleta”.


EL RADICALISMO EN LA ENCRUCIJADA

La Unión Cívica Radical (UCR) atraviesa un momento de crisis, especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde hubo que llegar a un acuerdo para una conducción colegiada tras una interna muy pareja y con resultados disputados en la Justicia. Además, en la elección porteña no logró meter ni un solo legislador. En ese contexto, el partido discute qué hacer para quedar mejor perfilado de cara a las legislativas en PBA y en la Nación.

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Timerman es lapidario. “El radicalismo dejó de ser un partido con identidad nacional. En la provincia de Buenos Aires pasó a ser un partido municipal”, asegura. “En los municipios que gobierna va a ir con la sigla de la UCR. En la provincia está muerto. Al igual que el PRO residual, es un grupo minoritario.”


¿Se puede reeditar Juntos por el Cambio?

En las últimas semanas resurgió en el radicalismo la idea de reeditar, de alguna manera, lo que fue Juntos por el Cambio (JxC), la coalición en la que la UCR iba aliada con el PRO y otros partidos de centroderecha. La forma que adoptaría esta nueva versión varía de acuerdo a quién se le pregunte, pero en general se habla de incorporar a los proístas que no están de acuerdo con juntarse con los libertarios, a peronistas desencantados y a referentes de otras fuerzas, entre las que podría haber también partidos vecinalistas.

Timerman cree que, incluso en la crisis que atraviesa el radicalismo, no es buena idea: “Les conviene quedarse solos y tratar de conservar la identidad radical, a la espera de tiempos mejores”.

Para Novaro, “en el radicalismo lo mejor es dar carta blanca para que cada uno trate de sobrevivir por sus propios medios, de la mejor manera posible, hasta que haya una posibilidad de tener una estrategia nacional, más articulada. Quizás esa fórmula de heterogeneidad distrital es la única alternativa que tienen”.

“Los intendentes radicales necesitan conservar la mayoría en sus concejos deliberantes, y van a hacer lo necesario para seguir gobernando sus municipios. Algunos van a optar por irse a LLA”, aventura el experto.

Slavinsky, por su parte, receta un perfil más combativo para el movimiento centenario. “Hay demasiada nostalgia. La UCR tiene que dejar de ser el partido de la espera”, dice. “Tiene que elegir y ganar batallas. Algo que consiguieron, en las provincias, gobernadores como el de Corrientes o el de Chaco.”


 

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