15 de junio de 2014
MANO A MANO
Mundial y política con El Chino Tapia
El subsecretario de Deporte Social, campeón del Mundo en México ´86, habla de sus sensaciones sobre Brasil 2014. También de Scioli 2015, y su deseo de que “vuelva a ganar en San Miguel”, quizá con él como candidato a intendente
“El Chino”, como todos lo conocen en el ambiente del fútbol, de la política y de los medios (es decir, en todos lados), recibe aLa Tecla en el estadio Unico. La intención es hablar del Mundial con uno de aquellos campeones de México 86, pero es inevitable que se mezcle su actual vocación. Así, la charla es una pared entre la inminente puesta en marcha de Brasil 2014 con los recuerdos de su experiencia y la ilusión de Scioli Presidente - Tapia intendente.
-¿Te gusta la política?
-Me gusta. Es una cosa que se dio a partir de fines del ´94, cuando yo dejé de jugar. Cuando asumió como intendente de San Miguel, Eduardo de Luca se acercó a mi padre y le dijo que quería tenerme a mí en el área de Deportes. No lo dudé, le dije que sí, que quería trabajar en los clubes, en los barrios, y fui doce años secretario de Depor-tes en San Miguel, con cuatro intendentes distintos: De Luca, Carlos Ramos, Aldo Rico y Oscar Zilocchi. Cuando vino (Joaquín) De la Torre, él trabajó con otra gente, y quien es hoy director de Deportes fue profe mío, estuvo integrando el equipo que yo tenía en el municipio. Después que Joaquín decide que no siga en el cargo, quedo a disposición. Creo que me hicieron un bien, porque después, cuando Daniel arma el proyecto que iba a hacer en Villa La Ñata, me convoca.
-¿Ya conocías a Scioli?
-Sabía lo que era él como persona, pero nos conocimos ahí, en La Ñata. El en ese momento me preguntó qué estaba haciendo, le dije que había quedado afuera del proyecto en San Miguel, y enseguida habló con Alberto Pérez, con quien me reuní dos o tres veces. También hubo personas que me ayudaron, como “El Negro” (José) Molina, con quien nos conocíamos de Pilar; como senador tuvo confianza en mí para decirles a Alberto y a Daniel. Y a partir de ahí, con “El Vasco” Goicoechea me acompañaron. Me inserté en un equipo que ya venía trabajando desde Nación con Alejandro Rodríguez, y acá estoy.
-¿Nunca te invitó el Gobernador a jugar en el equipo de Villa La Ñata?
-En el equipo juegan unos chicos que arrancaron con él, el único mayor de 50 es Scioli. Pero cuando el proyecto de Villa La Ñata arrancó, comenzamos juntos con “El loco” (Mariano) Dalla Líbera, “El pipa” (Leonel) Gancedo, varios jugadores que lo acompañamos. Después estuvieron Diego, Tévez, Agüero. Esos son los momentos en los que él puede disfrutar un poco de lo que es el deporte. El tuvo desafíos en la vida; todos recordamos el accidente y lo que le ha tocado vivir, y cómo pudo revertir eso y hoy es lo que es. Eso nos tiene que servir como ejemplo. La vida, en la política como en el fútbol, constituye desafíos, y los desafíos hay que tomarlos. En su momento mi desafío fue pasar de River a Boca y lo hice; después era estar en un mundial en la misma posición que Maradona, y también pude jugar junto a él y compartir partidos, como el de Inglaterra y el de Corea.
-Ya que hablaste del Mundial, ¿cómo vive un campeón la inminencia de una nueva Copa del Mundo?
-Uno recuerda los momentos que tuvimos en México. Cuando nos tuvimos que ir de acá sin que nadie nos despidiera, saliendo para Roma e Israel a jugar amistosos, y después estar 65 días en el club América prácticamente solos, 50 personas durante 45 días que duraba el Mundial. El 80 por ciento de los jugadores estaban acá; salvo Pasculli, Valdano, Burruchaga y Maradona, éramos todos jugadores que estábamos en el país.
-Ahora es al revés.
-Ahora es al revés. Y creo que en ese momento el grupo supo qué era lo que queríamos, lo que nos jugábamos. No habíamos dado una buena imagen en las eliminatorias y en los amistosos. Me acuerdo que cuando se jugó en Colombia las críticas nos mataban. Después tuvimos algo muy importante: nos juntamos en el grupo, nos dijimos las cosas que nos teníamos que decir, pudimos salir adelante y todos estábamos compenetrados en lo que queríamos. Fue una experiencia única.
-¿Soñás todavía con aquella pelota en el palo contra Inglaterra?
-Sueño. Pero a nosotros se nos pasa tan rápido esa imagen, que la tenés pero no tanto como el hincha. Es decir: yo puedo ver el Mundial y verlo a Messi, y me puedo acordar de acá a diez años de la jugada o del gol que hizo, pero lo de uno se pasa rápido. La vida te hace pasar tantos momentos así, que hay que dejar de lado lo que ya fue y empezar a generar otros espacios. Eso me pasa a mí, por eso digo que cada uno se va reinventando. Soy un agradecido a la vida, por los lugares en los que me ha puesto, aunque después depende de uno. Y es ahí donde uno tiene que creer en lo que pude hacer, en el equipo que puede armar, y desde ahí empezar a ver cómo se dan las cosas.
-¿Qué similitudes ves entre esta selección y aquella?
-Esta selección de hoy, con respecto a la nuestra, tiene otra madurez; hay jugadores que ya jugaron dos mundiales, algunos tres, como Maxi (Rodríguez), y llegan jugadores jóvenes, con muy pocos partidos en la Selección. Creo que tiene un grupo consolidado, como dicen ellos; esperemos que sea así, y que lo puedan demostrar. La primera fase puede ser accesible, y eso genera un grado de confianza importante en el grupo, porque el hecho de ganar los primeros partidos te genera un gran entusiasmo. Se debe tener un equipo ordenado. Hay un técnico responsable, como Sabella, con un mundial como ayudante de campo de Passarella; creo que tenemos la gran posibilidad de pelear el campeonato, y le va a venir muy bien a la Argentina, en lo futbolístico y en todo.
-También hay mucha expectativa por el asunto del humor social.
-Sí. La gente está muy necesitada de eso. Pasaron muchos años desde que salimos campeones, y además significa mucho por-que es Brasil. Sería muy bueno lograr el campeonato del mundo ahí.
-¿Y está bien que el fútbol sea una vía de escape?
-No sé si es una vía de escape, sí sé que la pasión del argentino está ahí, y el fútbol es una de las cosas que más hacen que un país esté pendiente de un resultado. Es una realidad.