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Argentina
17 de julio de 2018
POR RICARDO ROUVIER (*)

Los desafíos de la coyuntura

Los desafíos de la coyunturaLos desafíos de la coyuntura
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El escenario político actual está caracterizado por la relación crítica entre la sociedad y la economía. La deflagración de la crisis económica-financiera avanza en un país que hace poco registraba que la mitad de los niños  (48,1%) se encuentra por debajo de la  línea de pobreza, según la información dada sobre la deuda social de la UCA; y creció la cantidad de chicos que tiene que asistir a comedores infantiles para no pasar hambre. Se ha registrado un incremento significativo en las ayudas alimentarias en 4,1 puntos de porcentaje.

Entre los niños, la franja etaria más afectada es la que va de 5 a 12 años. El 45% de los chicos en Argentina entre 5 y 12 años tiene que acudir a comedores comunitarios para poder comer (en 2015 eran el 40%) y se prevé que esa cifra llegue al 47,7% para fin de año. El conurbano bonaerense es la región más afectada. Allí el 36,3% de los niños acude a comedores frente al 27,8% que lo hacía en 2015.

Además, hay 1.300.000, total país,  que se encuentran en la indigencia, por lo que apenas pueden alimentarse todos los días. La conclusión es inmediata y directa: una crisis económica que cae sobre una sociedad desigual se distribuye desigualmente.  

Los desafíos de la coyuntura

La focalización sobre las responsabilidades de la situación coyuntural apunta al Gobierno Nacional y a la figura del Presidente, porque son los que administran la economía en estos momentos. La evolución del endeudamiento señala la gravedad de la situación económica y financiera. Y si bien no se puede homologar la actualidad con el 2001/2, la deuda abre interrogantes sobre el futuro y la recuperación económica; incluyendo el cumplimiento del acuerdo con el FMI que promete una significativa reducción del déficit fiscal.  

Esta situación explica el cambio de la tendencia de imagen del Presidente y de la gestión desde diciembre a la fecha. En el último mes del año pasado, la cuestión sobre la ley previsional (vivida por la ciudadanía como una exacción a los jubilados y pensionados) fue el factor que desencadenó el cambio de tendencia, disolviendo la capitalización positiva obtenida por el triunfo electoral de octubre. De aquél 42% logrado en la elección intermedia de hace pocos meses Cambiemos ha perdido diez o doce puntos;  y sigue la tendencia a la baja. 

Coincidente con la caída de las expectativas económicas y sociales fue disminuyendo la popularidad presidencial; y aumentando la conflictividad sindical y social. Las previsiones sobre el futuro son negativas; porque se supone que la situación vaya empeorando.
La devaluación del dólar en lo que va del año ha sido muy superior a la inflación ocurrida en el mismo período, lo que genera la afirmación de que la escalada de precios de los bienes y servicios continuará, mientras vaya derramando la relación negativa entre tipo de cambio y precios internos.  El peso argentino va naufragando.  

Por supuesto, que la situación económica y financiera internacional ha sido, o es, un factor de afectación o de incertidumbre; pero no hay duda que la mayor crisis comparada con otros países indica que ha habido errores de gestión, e ineficacias desde que se asumió el gobierno hasta la fecha.  Esto debilita la polarización como justificación electoral, y el argumento de la “herencia recibida” va perdiendo significación. 

No está formulado un pronóstico de crisis de gobernabilidad, salvo desde ámbitos políticos interesados, pero tampoco estaba prevista esta crisis tan anticipadamente a las elecciones.  
En este escenario, y ante la necesidad de aprobar el presupuesto es lógico que el oficialismo se acerque más al peronismo federal, sobre todo a los gobernadores,  para mantener cierto control sobre el Congreso. Como también es lógico que el peronismo no k evite comprometerse con un futuro incierto, o se encolumne mansamente detrás de las recomendaciones del FMI.

Se sabe que el gobierno tiene su interna, y que el peronismo incide en esa brecha, porque se trata de abrir o no las ventanas hacia esa identidad bajo la previsión: evitar compartir  el gobierno. Macri no quiere ceder una porción del poder, ni siquiera a la UCR.  

No puede calcularse hoy la magnitud de la afectación de la crisis en la preparación electoral, pero sin duda que la estrategia oficialista es seguir apoyada en el tridente  Macri, Vidal, Larreta, salvo que circunstancias extemporáneas indiquen jugar la dama.  Ahora, en esa eventualidad, el interrogante para Cambiemos es cómo se cubre el lugar en la oferta bonaerense.

La UCR seguirá presionando en dos direcciones, una para lograr que los principios radicales sean visibles; y la segunda para lograr mayor incidencia en la burocracia estatal o en los puestos electivos. Es sabida su pretensión de colocar al vicepresidente en la oferta general del oficialismo para el año que viene. 

La Coalición Cívica es más fácil de conformar en términos de cargos a repartir, pero tiene en su líder Carrió una voz intempestiva que se superpone muchas veces con la comunicación oficial y condiciona a Cambiemos. Es probable que la Diputada sea candidata a Senadora por CABA, intentando repetir la elección de octubre y asegurar la victoria en un distrito que es el 9% del total del padrón. 

Muchos intendentes de la provincia de Buenos Aires (sobre todo los que responden a Massa) quieren desdoblar la jornada electoral evitando la boleta que reúna en un mismo día a los candidatos a Presidente, a Gobernador, a Intendentes y legisladores. La incertidumbre sobre el panperonismo es tan alta que no se sabe, a la fecha, qué es lo que más les conviene. No obstante, Cambiemos, a nivel nacional, quiere jugar el partido a fondo, compartiendo sus principales espadas en la misma boleta. 

Cambiemos a nivel nacional va a tratar de mantener la polarización con CFK y el peronismo, y todo el peronismo martillará sobre la economía. En este esquema, y con el estado psicosocial de la población, habrá que mensurar cuánto pesa el deseo de “no volver al pasado”.  O mejor dicho, cuánto pesa hoy dicha actitud. 

Todo el panperonismo tiene que atravesar varios pasos antes de dilucidar cuál va a ser su oferta electoral, que tiene una etapa previa que son las PASO.  Es muy difícil suponer que va a haber acuerdo al 100% de todo el espacio, pero sí es posible que haya acuerdo entre porciones que puedan cobijar cierto eclecticismo.  

El peronismo kichnerista presenta hasta el momento mayor homogeneidad frente a los otros fragmentos, pero el peronismo no k muestra mayor expansión por el territorio nacional. También anidan en el conglomerado quienes no quieren hacer una alianza con la expresidenta.  Por otra parte, CFK sigue siendo la principal candidata que ofrece hoy la oposición; aunque nadie sabe con certeza si va a presentarse o no. Mientras tanto, su indefinición constituye una presencia real en la porfía. 

Se sabe que si ella fuera candidata compensaría la escasa presencia del kichnerismo activo en el interior del país. Es decir, que ningún candidato del mismo sector puede igualarla.
Es indudable que la crisis del gobierno de Macri acerca a los adversarios entre sí.  Y, tal vez, puedan llegar a algún acuerdo que no evite las diversas primarias pero que puedan concertar alguna conducta común frente a un ballotage. 

La coyuntura se ve condicionada por varios factores; en primer lugar el económico con sus consecuencias sociales , la contraofensiva del sindicalismo y los movimientos sociales, que apuntan a que el gobierno modifique sus políticas; el FMI que es el más eficaz círculo rojo que pueda haber; la interna de Cambiemos con un radicalismo disconforme con la marcha de la gestión; y un peronismo que, disperso, mantiene las ilusiones de recuperación del oficialismo.  

La mayoría de la sociedad está mutando, está movida por el desencanto, aunque todavía no se vuelca masivamente hacia ninguna alternativa.  Pero, a medida que nos acerquemos a las elecciones, la ciudadanía será estimulada o a recuperar sus esperanzas sobre el gobierno, o a cambiar y acabar con el sueño reeleccionista de Cambiemos.

(*)  Titular de la consultora Ricardo Rouvier & Asociados
 

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