La Tecla
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Todo lo que sube, baja. Ya lo dijo Isaac Newton hace cientos de años. Y la política no está ajena a la ley de gravedad. Por caso, en materia de imágenes y valoraciones positivas, la administración de Alberto Fernández comenzó un abrupto deterioro en su percepción social que se refleja en los números de los estudios de opinión pública.
Con solo seis meses, se dieron unos 40 puntos de diferencia entre las mediciones de apoyo presidencial. Claro está, el inicio del aislamiento social preventivo y obligatorio como respuesta a la pandemia de coronavirus generó, a mediados de marzo, números exorbitantes para un Jefe de Estado que pocos meses antes ganó los comicios con cerca de 8 puntos de ventaja y en una clara polarización con Juntos por el Cambio. Sin embargo, el paso del tiempo generó una importante erogación.
En ese sentido, LaTecla.info conversó con los y las especialistas Paola Zuban; Juan Pablo Schinello; Pablo Romá; y Analía del Franco, para poner en blanco sobre negro lo sucedido al respecto.
“Una imagen positiva alta no es un cheque en blanco”
Paola Zuban, directora de Zuban Córdoba & Asociados manifestó que el Gobierno pecó de buena fe sobre los números de acompañamiento social en el inicio de la pandemia de coronavirus.
“El exceso de confianza en un nivel de imagen positiva que en marzo, al inicio de la cuarentena, alcanzó el 91% y que se interpretó como un apoyo incondicional para tomar decisiones que resultaron a todas luces, impopulares. El error de análisis de los contextos y la falta de gestión de los consensos necesarios ante distintas medidas que el gobierno intentó implementar, son las consecuencias de un problema en el diseño de la estrategia política”, liquidó Zuban.
De esa manera, rememoró: “Las iniciativas como Vicentin, los cambios en la Justicia, la contribución por única vez de las grandes fortunas, fueron ejemplo de que una imagen positiva alta no es un cheque en blanco y tampoco se traduce de manera lineal en votos”.
“La prioridad de las demandas de la ciudadanía no pasa por esos temas y las agendas públicas y políticas evidencian un claro divorcio”, subrayó la especialista en comunicación política.
Asimismo, destacó que “el discurso de crisis del oficialismo se ve restringido por la gestión pandemia, y se vuelve reactivo por las exigencias mismas de la situación. Mientras que el discurso de la oposición restringe el espacio de debate sobre las causas de los verdaderos problemas de los argentinos”.
“No es momento de pensar en votos, es momento de trascender la noción de crisis, para hacer reformas reales, posibles y relevantes, acordes a las demandas ciudadanas”, sentenció.
Y recordó: "lo advertimos en marzo. Hablamos de ´consensos precarios´, tratandose de un contexto excepcional, no creo que se hubiera mantenido en el tiempo esa situación de apoyo. Entre los aciertos en el manejo de la agenda por parte de la oposición, y los errores políticos del gobierno, lo previsible era que esos apoyos mermaran como lo hicieron efectivamente".
“Al Gobierno le cuesta avanzar sobre determinadas políticas”
Pablo Romá, titular de la consultora Circuitos, consideró que el retroceso en cuanto a la imagen presidencial se debe a la imposibilidad de avanzar en políticas claves. “El principal factor por el cual se produce la caída, entiendo que es porque al gobierno le cuesta avanzar sobre determinadas políticas”, subrayó.
De esa manera, señaló que “si bien hay un retroceso en la imagen del presidente, ese retroceso es moderado porque sigue teniendo una imagen alta, por arriba del 50 por ciento”. En esa sintonía, reconoció que “hay una pérdida de entusiasmo en el electorado que lo votó en 2019”.
“Si analizamos algunas iniciativas del gobierno como mantener las medidas de emergencia, el impuesto a las grandes fortunas y el acuerdo con los bonistas estas medidas tienen una aprobación superior al 50 por ciento. De todas maneras, creo que lo de Vicentín marcó un antes y un después”.
En tanto, respecto al acompañamiento inicial de votantes que no apoyaron la candidatura del Frente de Todos aseveró que “estuvo circunscripto a la gestión de la pandemia. En términos de identificación política Juntos por el cambio no redujo su núcleo duro de alrededor del 30 por ciento. Era esperable que con el desgaste del ASPO ese sector de electorado cambiara su percepción sobre el presidente”.
“El asunto núcleo es la situación económica”
“La imagen de Alberto Fernández está, en este momento, en los valores de pre pandemia entre 58 y 60% positivo”, señaló a este medio la analista política Analía del Franco. Y recordó: “ya en ese momento también había malestar por el tema económico”.
En ese sentido, explicó que “la super imagen la tuvo durante los primeros meses de cuarentena, llegando a 85 puntos positivos. Hoy si se pregunta sobre cómo evalúa la manera que el presidente está llevando la pandemia, su imagen positiva general sube 5 puntos”.
“El asunto núcleo es la situación económica, nadie considera que la originó el propio presidente pero la demanda a resolverla es alta y obviamente sin resolución inmediata”, sentenció Del Franco
En tanto, remarcó que “los votantes macristas, su núcleo duro, nunca estuvieron cerca de ser captados por el Frente de Todos, haber aceptado la cuarentena inicialmente como rápida toma de decisión no garantizaba su apoyo”.
“Los votantes ´fluctuantes´, los que definen una elección y que en 2015 gran parte votó a macri y en 2019 a Alberto Fernández, esos son los que el Frente de Todos debe retener, mantener”, lanzó y cerró: “estos sectores lo que más consideran y toman en cuenta es el sentido y logros económicos”.
“Es fundamental tomar la iniciativa generando un golpe de efecto inmediato en medio de la crisis para evitar que se profundice”
Juan Pablo Schinello, director de la consultora Clivajes, remarcó que “antes del inicio de la cuarentena la imagen de Alberto Fernández se encontraba en los 53 puntos porcentuales, 5 puntos por debajo de la medición de septiembre (Fuente: Clivajes Consultores), pero unos 30 puntos por debajo del pico de mayo, en donde todas las mediciones lo ubicaban en torno al 80% de imagen positiva”.
Así, explicó: “Primeramente, en el mes de mayo la gestión de la crisis estaba orientada al único tema que aparecía en la agenda mediática que era la salud de la población como consecuencia de la Pandemia Covid19 y en donde se ponderaba la pronta y efectiva reacción gubernamental”.
“Ese avance en la imagen presidencial obligó a la coalición opositora a contrarrestar, aprovechando errores del gobierno (como el aglomeramiento de jubilados y las idas y vueltas en el caso Vicentín), pero con el objetivo de socavar proyectos que reavivan los clivajes nacionales como la Reforma Judicial, empezando a ganar la calle con marchas cada vez más recurrentes”, abundó.
En esa línea, sostuvo que “a medida que la Pandemia fue avanzando y la cuarentena empezó a ser menos efectiva la cuestión económica (en la peor crisis económica del capitalismo) empezó a ser la principal preocupación de los argentinos”.
“Es ahí donde el gobierno no pudo hacer pie todavía, esto últimos días marcados por la controversia con respecto al dólar ahorro, perdiendo apoyo de propios y de aquellos votantes de la oposición que mantienen esperanzas sobre medidas económicas que reactiven la golpeada economía argentina”, manifestó.
Por último, Schinello señaló que “es fundamental tomar la iniciativa en la acción política generando un golpe de efecto inmediato en medio de la crisis para evitar que se profundice”.